SILENCIO ACTIVO
El masón del Rito
Escocés Antiguo y Aceptado es un luchador contra el ego. En el camino iniciático se ve
recompensado a medida que avanza hacia su elevación espiritual con nombres
susceptibles de enorgullecerlo, elevando su tratamiento a Venerable, Muy Venerable, Respetable,
Muy Respetable... Aquellos que se detienen en los símbolos sin descubrir sus
ideas ocultas pueden sorprenderse con estas denominaciones, pero no es una contradicción pues a medida que se sube en la Orden, también debemos bajar nuestro orgullo. Los títulos rimbombantes no dan de comer espiritualmente.
El silencio toma entonces una dimensión particular bajo la bóveda estrellada, cuanto más avanza el iniciado más se vuelve humilde ante la inmensidad del universo, una piedra diminuta, pero esta piedra pulida día a día brilla más y más ilumina su corazón. . Descubre en los ojos de sus hermanos la luz de la compasión que invade las tinieblas de la ignorancia, disipa los miedos y lo saca de su letargo. El francmasón podrá entonces finalmente soñar con los ojos abiertos y dar una nueva dimensión a su paso por la tierra, para inscribirse con humildad, pero también con perseverancia y fuerza en la fraternidad humana, que dará y aumentará la dimensión de su vida.
Pero a pesar de estar deseando que se nos den y cumplan aquello que anhelamos, también existen cosas que no se nos dan, aunque creamos ser merecedores de ello. Puede que en estos momentos se nos esté negando la salud, la compañía de alguien querido, la presencia de un trabajo, una pareja, puertas que están cerradas de momento para nosotros. Aquí es donde entra en juego la atención, la observación silenciosa. Estamos de lleno en el terreno de la experiencia del silencio. Si somos capaces de observarnos en silencio, podemos ver que la raíz de nuestra reacción está en nuestros pensamientos. El poeta cubano, José Ángel Buesa, nos decía que sólo es grande en la vida quien sabe ser pequeño y el escritor francés Marcel Aymé dijo que la humildad es la antesala de todas las perfecciones. Respeto y humildad forman pilares en el interior de la Logia.
Estos valores son universales, y todos los masones del mundo comprendemos su importancia y el interés que tienen para mejorarnos como seres humanos, sea cual sea nuestro país, nuestra profesión o nuestra forma de ser.
Protejamos pues con nuestro silencio la voluntad de seguir siendo humildes y respetuosos con los demás, trasladando mediante nuestros actos los valores masónicos que hemos aprendido. Desde nuestras logias al mundo entero.

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