EL CAINISMO MASÓNICO Y OTRAS HIERBAS

 

 

 


      CAINISMO MASÓNICO Y OTRAS HIERBAS

Los recientes acontecimientos acaecidos en el ámbito masónico regular no sólo repercuten en la Gran Logia de España; por el contrario, son hechos que deberían, por su trascendencia, ser analizados en profundidad. No podemos caer en el simplismo de una mera vendetta personal. Los masones venimos asistiendo con preocupante pasividad a situaciones muy graves de desidia, abandono de membresía, falta de criterios de gestión y, lo más grave, crisis en el seno de nuestra institución. Difíciles momentos para una masonería siempre vapuleada, cuando la falta de fraternidad y el amor entre nosotros abandona las Logias. Pero, ¿en dónde se origina este cainismo que convierte al Hermano en enemigo? Revisando la historia comparada en países con orígenes masónicos similares, observamos que hubo revoluciones que alteraron profundamente la política, la economía y la sociedad mundial, a veces de forma violenta, pero quizás sea nuestra guerra civil del 36 antecedente de lo que está pasando hoy.

Mientras que, desde 1945, los efectos de la II Guerra Mundial preparaba el escenario de otro tipo de enfrentamiento como fue la Guerra Fría, Europa iba marchando a una velocidad y nuestro país a otra. Los movimientos revolucionarios de los treinta acabaron por calentar los motores del fatídico golpe de Estado que inició la Guerra Civil violenta y cainita, cuyos muertos aún no han sido bien enterrados.  Se inició un período de oscurantismo especialmente duro contra la Masonería que duró cuarenta años, sepultando nuestra Orden y persiguiendo hasta la muerte o el exilio a todos nuestros Hermanos. La masonería regular en España fenecía tras tontear en los treinta con políticos y política, alejándose de sus principios fundamentales basados en nuestra más pura y auténtica tradición centenaria y por ello sufrió cuatro décadas como ninguna masonería europea sufrió después de 1945. La Transición, más reforma que cambio, sin duda modernizó un país impregnado en un miedo atávico. La vuelta a la legalidad de la Masonería en España nació con muchos cabos sueltos, posible origen de una forma de vivir en nuestra Gran Logia de España como un escenario de guerra siempre constante, siempre abierto, en la que el visceralismo prima el contubernio, la traición, los grupos y las pandillas. El mandilón, como estamos viendo.

Ha faltado una pedagogía masónica y ejemplaridad de los Hermanos elegidos como gobernantes para trenzar coronas de virtud y forjar cadenas para los vicios, los mismos que han contaminado un sistema heredado. La Masonería, para algunos, se confunde con un mandil para poder tocar poder, pero no para gobernar, como estamos viendo. Esta falta de ejemplaridad ha lastrado peligrosamente a la Gran Logia de España a una masonería tocada por y para la política, que la separa de una masonería regular que se mira en el espejo de nuestros Landmarks, dividida históricamente en torno a personajes que han hecho –en su lucha por estar ahí arriba- mucho daño a la institución. Hay que buscar un proyecto que sea aceptado por todos para que el barco de la Gran Logia de España no sea abandonado. Contemplando la pluralidad de pareceres, es necesario por encima de todo bloquear a los que abanderan convertirnos en asociación cultural, contaminando con sus dejes políticos a un masón ya de por sí decepcionado. La historia no regala el futuro sin cambiar ese mandil del pasado, y que además huele a rancio. O hacemos un esfuerzo todos por dejar nuestros egos fuera de esta Casa, o la GLE se hunde.

 El cainismo es una actitud de desprecio hacia los consensos y una preferencia por una forma de gobernanza agonista, fundada en el conflicto. La generación de los que crecimos en democracia tenemos que dar un paso al frente y asumir la responsabilidad de reivindicar la convivencia plural en el seno de nuestra Orden. Debemos parar a pensar en lo que sí nos une o nos identifica como masones, que dediquemos un momento a recapacitar lo que no hacemos tan mal en nuestras Logias y lo que no hacemos tan bien al tratar a nuestros Hermanos. ¿De qué sirve aprender el Ritual de memoria si no hemos aprendido algo tan sencillo como el respeto y el amor fraternal a nuestra Orden?

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